Nuestro origen nos indica que todo lo que somos lo hemos recibido de otros; eso manifiesta que necesitamos de los demás para existir, que somos seres dependientes, no autosuficientes. Esto nos lleva a reconocer unos vínculos -con Dios y con nuestros padres- que nos definen y nos hacen descubrir la propia vida como un don. La respuesta natural a este descubrimiento es el agradecimiento.
Hablar con vuestros hijos e hijas de la historia familiar, sus raíces, la herencia de valores y experiencias que han recibido; de cómo vuestra familia ha llegado a la situación que ellos conocen ahora y el camino que habéis recorrido.
Hablarles de lo que más agradeceis en la vida y por qué.
Fomentar el contacto con los mayores de la familia: que los abuelos cuenten su historia, anécdotas familiares, sueños de juventud...
Realizar con vuestros hijos e hijas una experiencia de voluntariado: repartir comida o ropa de abrigo a alguien que viva en la calle, aprovechar para hablar sobre su situación para que sean conscientes de que su privilegiada realidad es un regalo.
Agradecer con el corazón todos los pequeños y grandes detalles que tenéis unos con otros en estos días de Navidad, generar una actitud de asombro ante la decoración de la casa, las comidas, los regalos, las visitas y sobre todo el cariño de los demás. En este contexto no cabe la queja por lo que no gusta o cuesta un poco más.
¿Añadirías algún recurso más? ¿Tienes sugerencias que hacernos? ¿Dudas que podamos resolver?
aprenderaserpersona@orvalle.es